Día 8: Turaida, Sigulda y Ligatne

Kilómetros aproximados: 100.

Antes de las 9 de la mañana, ya estábamos con las maletas cargadas y en marcha. El primer destino del día era Turaida, donde llegamos en 1 hora, el parking valía 1 Ls.



Aquí se encuentra el MUSEO DE LA RESERVA DE TURAIDA [Turaidas Muzejrezervāts]. Es un parque con muchos caminos, estatuas, una bonita iglesia de madera, pero lo más destacable es su castillo de ladrillo rojo, que rodeado del entorno de Valle del Gauja, luce muy bonito. Las empleadas que hay en las diversas salas, van con trajes de época, lo que le da un ambiente mucho más logrado. La visita nos llevó alrededor de dos horas. Horario: 10 a 18. Precio: 3’50 Ls.









Luego continuamos hasta Sigulda, que se encuentra a escasos minutos de Turaida. Aparcamos y visitamos la IGLESIA LUTERANA [Evanģēliski Luteriskā Baznīca], donde subimos a la torre para observar las vistas de la zona.



En el primer piso de la Iglesia, había una exposición de unos cuadros hechos con botones, que la verdad es que no estaban mal, eran bastante bonitos.


Continuamos paseando hasta el CASTILLO NUEVO Y VIEJO [Siguldas Viduslaiku un Jaunā Pils], donde no entramos al interior del castillo, hicimos unas fotos, y nos fuimos.




Lo único que nos quedaba en Sigulda era el BOBSLEIGH [Bobsleja un kamaniņu trase], habíamos visto que tienen una versión de verano, donde te puedes tirar en un cacharro de estos. Al llegar nos dijeron que había que esperar media hora, así que como no íbamos sobrados de tiempo, fuimos a por el coche, para acercarlo hasta aquí. Para mas información pulsa aquí.


Se tiraron los chicos, y volvieron encantados; te tiran desde mitad del recorrido, con un conductor y hasta 3 pasajeros máximo. Se llega a una velocidad máxima cercana a los 100 km/h. Horario sábado y domingo: 12 a 17. Precio 7 Ls.




Sin perder tiempo, al coche, enchufamos nuestro GPS y le pusimos rumbo a un cruce donde sabíamos que había un HESBURGER, que era nuestra mejor opción para no perder tiempo en la comida. Nos costó 6’80 Ls.

Poco más de las 3 ya salíamos hacía nuestro siguiente destino, hasta donde teníamos una media hora, sí llegábamos sin perdernos, por que llevar GPS no siempre te garantiza no perderte. El motivo de las prisas, era que a las 4 teníamos una visita guiada, que previamente habíamos reservado por email.

La visita era un Bunker, al que se llega por la V283, y que se encuentra en los sótanos del Rehabilitation Center Ligatne “Skaļupes”. Sólo se puede visitar con guía. Horarios visitas guiadas, sábados y domingos: 12, 14 y 16 horas. Precio: 6’30 Ls. Duración de la visita: 1 hora.

El idioma de nuestra visita era el inglés, y no entendimos muchas de las cosas que contaban, pero claro en letón o ruso hubiera sido peor. El BUNKER [Padomju Slepenais Bunkurs, o en inglés The Secret Soviet Bunker], se encuentra a 9 metros bajo tierra, y es uno de los secretos mejor guardados por Letonia, ya que se dio a conocer en el año 2003. Fue construido por los soviéticos en los 80 por si hubiera posibilidad de gobernar el país tras una guerra nuclear. También es conocido con el apodo “pansionāts” que significa residencia de ancianos.

La visita es bastante interesante a pesar de que con nuestro inglés no pillamos mucho, pero era la única forma de visitarlo; lo que hicimos fue documentarnos en casa, para así estar un poco más enterados de lo que íbamos a visitar.

Te van enseñando diversas salas, entre ellas te enseñan el generador de energía, que proporcionaba una autonomía de hasta 3 meses; el generador todavía funciona y lo ponen en marcha para hacer una demostración, eso sí el ruido era infernal. Habían alrededor de 100 salas, con despachos, puestos de mando, dormitorios, restaurante, etc.




Como las salas eran pequeñas y el grupo era de unas 20-25 personas, en algunas no cabíamos todos para verlo bien, así que en una nos quedamos los últimos para hacernos unas fotos, y al salir habíamos perdido al grupo en aquel laberinto; menos mal que apareció una mujer preguntándonos de que grupo éramos, le dijimos que del inglés, y ya nos llevó con el resto.

Lo que habíamos programado para el día de hoy, ya lo habíamos cumplido, pero como el día estaba bien y las previsiones para mañana eran de lluvia, decidimos ir a Ligatne Nature Trails, ya que lo teníamos a sólo 10 minutos, si lo encontrábamos sin dificultad, como más o menos fue.

LIGATNE NATURE TRAILS [Līgatnes dabas takas], es una senda a través de un bosque donde vas viendo diversos animales. GPS: 57.248779 y 25.029987. Horario: 9 a 19. Precio: 2’50 Ls.

Hay una senda corta y una larga, nosotros pensábamos hacer la corta pero al final nos liamos y acabamos haciendo la larga; la longitud total de la senda según leímos son unos 5 kilómetros. También se puede visitar el parque en coche, pero esta ruta es mayor y en realidad tampoco veras mucho a no ser que vayas parando.



Para verlo tranquilamente se necesitan unas 3 horas por lo menos, pero nosotros tuvimos que apretarlo y hacerlo en menos de 2 horas. Se pueden ver: alces, zorros, osos, ciervos, linces, lobos, jabalíes, ardillas, erizos y aves; nosotros no los vimos todos pero unos cuantos sí.


Para nosotros fue un paseo entre un bosque muy frondoso, que sólo por eso ya merece la pena. Hacía el final de la visita ya estaba atardeciendo y se notaba la poca luz que había con los árboles tan altos. Nos gustó bastante, pero con más luz habría estado mejor. Salimos pasadas las 7, la taquilla ya estaba cerrada, y la barrera para coches también, pero el acceso para peatones estaba abierto. No éramos los únicos, había otro grupo familiar con carritos de niños incluido, que salía a esas horas también, y en el parking todavía quedaba algún coche.


En 10 minutos llegamos al hotel LACU MIGA, un hotelito rural de pocas habitaciones, muy mono. El pero de alojarse en una zona rústica como está, es que llegamos a las 7’30 y ya no nos dieron de cenar. La chica de la casa nos preguntó si el desayuno a las 10 nos iba bien, y nos parecía un poco tarde, pero como no sabíamos a que hora decirle le dijimos que bien.

Así que subimos, dejamos las maletas, y sin perder tiempo al coche, para ir a la caza del restaurante.

Cogimos el coche y en 2 kilómetros llegamos a lo que es el pueblo, que es minúsculo, y frente a la oficina de Turismo, habíamos visto un restaurante que se llama Krodziņš "Vilhelmīnes dzirnavas" que traducido significa La Taberna del “Molino de Guillermina”. Sin pensarlo más entramos, y preguntamos si nos daban de cenar, nos dijeron que si. Era un bar bastante normal, pequeñito, donde sólo había gente en otra mesa tomando algo.




Pedimos unas cervezas, y mientras fuimos ya mirando la carta pensado que pedir para cenar, cuando pedimos nos avisaron que uno de los platos tardaría media hora, a lo que nosotros dijimos que por nuestra parte no había ningún problema, en realidad nos vino genial, porque tampoco queríamos cenar tan pronto.

Nos pedimos una ensalada, pollo con verduras y salmón con verduras; estaba todo buenísimo y muy bien presentado, las verduras que acompañan al salmón y al pollo estaban de vicio. Estos platos, con las bebidas y un par de postres, nos costó 23 Ls, por 10 € cenamos estupendamente.

A las 10 de la noche, tras la cena, ya estábamos volviendo al hotel, por aquí la vida es muy muy tranquila, y cuando cae la noche no hay absolutamente nada que hacer.

Un poco de Internet, y luego vimos algo en el portátil para no ir a dormir tan pronto.

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