Kilómetros
aproximados: 100.
Antes de las 9 de la mañana, ya
estábamos con las maletas cargadas y en marcha. El primer destino del día era Turaida,
donde llegamos en 1 hora, el parking valía 1 Ls.
Aquí se encuentra el MUSEO DE LA RESERVA DE TURAIDA [Turaidas Muzejrezervāts]. Es un
parque con muchos caminos, estatuas, una bonita iglesia de madera, pero lo más
destacable es su castillo de ladrillo rojo, que rodeado del entorno de Valle
del Gauja, luce muy bonito. Las empleadas que hay en las diversas salas, van con
trajes de época, lo que le da un ambiente mucho más logrado. La visita nos
llevó alrededor de dos horas. Horario: 10 a 18. Precio: 3’50 Ls.
Luego continuamos hasta Sigulda, que
se encuentra a escasos minutos de Turaida. Aparcamos y visitamos la IGLESIA
LUTERANA [Evanģēliski Luteriskā Baznīca], donde subimos a la torre para observar las vistas de la zona.
En el primer piso de la Iglesia, había una
exposición de unos cuadros hechos con botones, que la verdad es que no estaban
mal, eran bastante bonitos.
Continuamos paseando hasta el CASTILLO
NUEVO Y VIEJO [Siguldas Viduslaiku un
Jaunā Pils], donde no entramos al interior del castillo, hicimos unas
fotos, y nos fuimos.
Lo único que nos quedaba en Sigulda
era el BOBSLEIGH [Bobsleja un
kamaniņu trase], habíamos visto que tienen una versión de verano, donde te puedes
tirar en un cacharro de estos. Al llegar nos dijeron que había que esperar
media hora, así que como no íbamos sobrados de tiempo, fuimos a por el coche,
para acercarlo hasta aquí. Para mas información pulsa aquí.
Se tiraron los chicos, y volvieron encantados; te tiran desde mitad del recorrido, con un conductor y hasta 3 pasajeros máximo. Se llega a una velocidad máxima cercana a los 100 km/h. Horario sábado y domingo:
Sin perder tiempo, al coche,
enchufamos nuestro GPS y le pusimos rumbo a un cruce donde sabíamos que había
un HESBURGER, que era nuestra mejor opción para no perder tiempo en la comida.
Nos costó 6’80 Ls.
Poco más de las 3 ya salíamos hacía
nuestro siguiente destino, hasta donde teníamos una media hora, sí llegábamos
sin perdernos, por que llevar GPS no siempre te garantiza no perderte. El
motivo de las prisas, era que a las 4 teníamos una visita guiada, que
previamente habíamos reservado por email.
La visita era un Bunker, al que se
llega por la V283, y que se encuentra en los sótanos del Rehabilitation Center Ligatne “Skaļupes”.
Sólo se puede visitar con guía. Horarios visitas guiadas, sábados y domingos:
12, 14 y 16 horas. Precio: 6’30 Ls. Duración de la visita: 1 hora.
El idioma de nuestra visita era el
inglés, y no entendimos muchas de las cosas que contaban, pero claro en letón o
ruso hubiera sido peor. El BUNKER [Padomju Slepenais Bunkurs, o en inglés The Secret Soviet Bunker], se encuentra
a 9 metros
bajo tierra, y es uno de los secretos mejor guardados por Letonia, ya que se
dio a conocer en el año 2003. Fue construido por los soviéticos en los 80 por
si hubiera posibilidad de gobernar el país tras una guerra nuclear. También es conocido
con el apodo “pansionāts” que significa residencia de ancianos.
La visita es bastante interesante a
pesar de que con nuestro inglés no pillamos mucho, pero era la única forma de
visitarlo; lo que hicimos fue documentarnos en casa, para así estar un poco más
enterados de lo que íbamos a visitar.
Te van enseñando diversas salas, entre
ellas te enseñan el generador de energía, que proporcionaba una autonomía de
hasta 3 meses; el generador todavía funciona y lo ponen en marcha para hacer
una demostración, eso sí el ruido era infernal. Habían alrededor de 100 salas,
con despachos, puestos de mando, dormitorios, restaurante, etc.
Como las salas eran pequeñas y el
grupo era de unas 20-25 personas, en algunas no cabíamos todos para verlo bien,
así que en una nos quedamos los últimos para hacernos unas fotos, y al salir
habíamos perdido al grupo en aquel laberinto; menos mal que apareció una mujer
preguntándonos de que grupo éramos, le dijimos que del inglés, y ya nos llevó
con el resto.
Lo que habíamos programado para el día
de hoy, ya lo habíamos cumplido, pero como el día estaba bien y las previsiones
para mañana eran de lluvia, decidimos ir a Ligatne Nature Trails, ya que lo
teníamos a sólo 10 minutos, si lo encontrábamos sin dificultad, como más o menos
fue.
LIGATNE NATURE TRAILS [Līgatnes dabas takas], es una senda a
través de un bosque donde vas viendo diversos animales. GPS: 57.248779 y
25.029987. Horario: 9 a
19. Precio: 2’50 Ls.
Hay una senda corta y una larga, nosotros
pensábamos hacer la corta pero al final nos liamos y acabamos haciendo la larga;
la longitud total de la senda según leímos son unos 5 kilómetros. También se
puede visitar el parque en coche, pero esta ruta es mayor y en realidad tampoco
veras mucho a no ser que vayas parando.
Para verlo tranquilamente se necesitan
unas 3 horas por lo menos, pero nosotros tuvimos que apretarlo y hacerlo en
menos de 2 horas. Se pueden ver: alces, zorros, osos, ciervos, linces, lobos,
jabalíes, ardillas, erizos y aves; nosotros no los vimos todos pero unos
cuantos sí.
Para nosotros fue un paseo entre un
bosque muy frondoso, que sólo por eso ya merece la pena. Hacía el final de la
visita ya estaba atardeciendo y se notaba la poca luz que había con los árboles
tan altos. Nos gustó bastante, pero con más luz habría estado mejor. Salimos
pasadas las 7, la taquilla ya estaba cerrada, y la barrera para coches también,
pero el acceso para peatones estaba abierto. No éramos los únicos, había otro
grupo familiar con carritos de niños incluido, que salía a esas horas también,
y en el parking todavía quedaba algún coche.
En 10 minutos llegamos al hotel LACU MIGA, un hotelito rural
de pocas habitaciones, muy mono. El pero de alojarse en una zona rústica como
está, es que llegamos a las 7’30 y ya no nos dieron de cenar. La chica de la
casa nos preguntó si el desayuno a las 10 nos iba bien, y nos parecía un poco
tarde, pero como no sabíamos a que hora decirle le dijimos que bien.
Así que subimos, dejamos las maletas,
y sin perder tiempo al coche, para ir a la caza del restaurante.
Cogimos el coche y en 2 kilómetros
llegamos a lo que es el pueblo, que es minúsculo, y frente a la oficina de
Turismo, habíamos visto un restaurante que se llama Krodziņš "Vilhelmīnes dzirnavas" que traducido
significa La Taberna del “Molino
de Guillermina”. Sin pensarlo más entramos, y preguntamos si nos daban de
cenar, nos dijeron que si. Era un bar bastante normal, pequeñito, donde sólo
había gente en otra mesa tomando algo.
Pedimos unas cervezas, y mientras fuimos
ya mirando la carta pensado que pedir para cenar, cuando pedimos nos avisaron
que uno de los platos tardaría media hora, a lo que nosotros dijimos que por
nuestra parte no había ningún problema, en realidad nos vino genial, porque tampoco
queríamos cenar tan pronto.
Nos pedimos una ensalada, pollo con
verduras y salmón con verduras; estaba todo buenísimo y muy bien presentado,
las verduras que acompañan al salmón y al pollo estaban de vicio. Estos platos,
con las bebidas y un par de postres, nos costó 23 Ls, por 10 € cenamos
estupendamente.
A las 10 de la noche, tras la cena, ya
estábamos volviendo al hotel, por aquí la vida es muy muy tranquila, y cuando
cae la noche no hay absolutamente nada que hacer.
Un poco de Internet, y luego vimos algo
en el portátil para no ir a dormir tan pronto.
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