Ruta

En este viaje de 2 semanas hemos visitado Lituania, Letonia, Estonia y Helsinki. Cuatro países que a priori desde la distancia se parecen, pero a medida que te vas documentando vas viendo sus similitudes y diferencias; y cuando llegas allí ves lo diferentes que son cada uno.

Vimos cascos antiguos preciosos como Vilnius, Riga y Tallinn, todos ellos declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Castillos medievales encantadores como Trakai, Turaida y Cesis. Y parques nacionales llenos de naturaleza como el de Gauja y el de Lahemaa. Unos 1.200 kilómetros realizamos para conocer un poco estos países.

Este viaje lo realizamos 3 personas, nos acompañó Santi (que también viajó con nosotros a China el año pasado).

Fechas: 14 al 30 de septiembre de 2012.

Ruta del viaje:
Día 0: tren a Madrid.
Día 1: vuelos Madrid-Vilnius, vía Helsinki.
Día 2: Vilnius.
Día 3: Trakai y vuelo en globo.
Día 4: Rumsiskes y Kaunas.
Día 5: Colina de las Cruces, Palacio de Rundale, Salaspils y Riga.
Día 6: Riga.
Día 7: Riga.
Día 8: Turaida, Sigulda y Ligatne; en el Parque Nacional de Gauja.
Día 9: Cesis y Ligatne; en el Parque Nacional de Gauja.
Día 10: Parque Nacional de Lahemaa.
Día 11: Cascada Jagala y Tallinn.
Día 12: Tallinn.
Día 13: Tallinn.
Día 14: barco a Helsinki.
Día 15: Helsinki y vuelo a Madrid.
Día 16: vuelta a Valencia.



Datos de interés

IDIOMA

Te puedes entender perfectamente en inglés, pero eso sí, su nivel es bastante mejor que el nuestro, a veces hablaban muy rápido y a nosotros se nos hacía complicado entenderlos. Nos hemos llevado todo lo que hemos podido traducido, ya que son idiomas muy complicados para nosotros; y además a medida que se va subiendo, los idiomas se van complicando más, y cuando llegas a Helsinki cuesta leer los nombres de las calles.

HUSO HORARIO

En septiembre en los cuatro países, era una hora más que en España; ya que están en la zona horaria +2.

MONEDA

En Lituania tienen la lita (símbolo LTL o Lt) con un cambio fijo de 1 € = 3’4528 Lt.

En Letonia está el lat (símbolo LVL o Ls) con un cambio que aunque no es fijo, varía muy poco, actualmente 1 € = 0’69 Ls.

En Estonia y en Finlandia, tienen el euro.

CAMBIO Y CAJEROS

Nada más llegar al aeropuerto de Vilnius (Lituania) fuimos a la casa de cambio, cambiamos todas las litas que más o menos pensábamos gastarnos; el cambio fue bastante bueno y la comisión tan sólo 3 Lt.

Intentamos cambiar lats en Kaunas (Lituania), pero no lo conseguimos, sólo cambiaban en un sitio y para ello nos hacían doble cambio, es decir, de euros a litas, y de litas a lats; con lo cual se hubiera quedado un cambio bastante malo. Hubiéramos preferido tener algunos lats antes de cruzar la frontera, pero tampoco era imprescindible y al final nos apañamos bien, ya que lo primero que tuvimos que pagar en lats fue el Palacio de Rundale, y pagamos con tarjeta.

Cambiamos lats en Rundale, un pueblo bastante cercano a la frontera; el banco como todos los que hemos pisado, con máquina de turno muy moderna, en la que tienes que seleccionar si eres particular o empresa, y que tipo de operación vas a realizar; en esta oficina por ejemplo la empleada que se dedicaba al cambio de moneda, estaba en una habitación cerrada, y la verdad es que está muy bien porque estás muy tranquilo.

Y finalmente en Valga, cambiamos los lats que nos quedaban por euros. Este pueblo es curioso ya que medio pertenece a Letonia y se llama Valka, y el otro medio pertenece a Estonia y se llama Valga.

Luego en Tallinn ya sacamos euros del cajero sin problemas.

CLIMA

Los primeros días fueron bastante soleados, luego ya fuimos alternando algunos chubascos (bastantes débiles), con nubes y con sol.

Los primeros días la temperatura oscilaba entre 16 y 12 más o menos, y luego los últimos entre 12 y 8.

Un clima bastante fresquito y lluvioso, pero como no son tormentas, al final apretando algunos días lo previsto, pudimos verlo todo.

TRANSPORTES

En Vilnius (Lituania) cogimos el autobús sólo una vez (del aeropuerto al hotel), y muy bien, moderno y anunciando paradas; billete 2’50 Lt.

En Riga (Letonia) como cada billete costaba 0’70 Ls, y un día pensábamos utilizar el transporte varias veces, compramos un billete de 24 horas (se compra en máquinas) que valía 1’90 Ls. Cogimos un par de autobuses, algún trolebús, y varios tranvías; así que lo amortizamos. Todos los transportes muy bien, prácticamente todos van anunciando las paradas, y todavía existen tranvías antiguos que tienen su encanto.

En Tallinn (Estonia) teníamos la Tallinn Card que incluye el transporte, cogimos algún autobús, y también muy bien, anunciando las paradas.

En Helsinki (Finlandia) también teníamos previsto usar el transporte varias veces, siempre tranvía, y como cada billete son 2 €, nos compramos el billete de 24 horas, que aunque vale 7 € lo amortizamos, sólo cogimos tranvías, pero cogimos un montón; también anunciaban las paradas. Al seleccionar el  billete en la máquina te pone la validez, así antes de comprarlo ya sabes si te interesa o no; nosotros por ejemplo no teníamos muy claro sí el billete era 1 día natural, o 24 horas desde que lo compras, pero al seleccionarlo en la máquina ya salimos de dudas.

TAXIS

En Vilnius (Lituania), sólo cogimos uno para ir del hotel a la compañía de alquiler de coches, lo llamaron desde el hotel y nos costó 15 Lt.

En Kaunas (Lituania), cogimos uno por la calle para ir del hotel al centro, ya que habíamos andado bastante y hacía calor, con pequeño atasco y en hora punta costó 15 Lt.

En Riga (Letonia), no llegamos a coger ninguno, pero aquí el precio de los taxis varía en función de la compañía, y tienen las tarifas en la puerta trasera.

En Tallinn (Estonia), también funcionan por precio diferente según compañía, e incluso vimos que puede variar dentro de la misma compañía, tienen el cartel al lado del conductor, y tú puedes elegir taxi. El primero que cogimos fue de donde dejamos el coche al apartamento, los que habían en la puerta eran todos Mercedes de la compañía Tallinna Takso (bajada de bandera 3’60 €) y el coste total del viaje fue 7 €. El segundo que cogimos fue para ir del centro al Museo del Puerto de Hidroaviones (ya que no llega transporte público), pensábamos coger el primero que pilláramos, pero los que habían frente la Oficina de Turismo, eran cochazos y muy caros, con bajada de bandera a 5 €, e incluso 7’50 €; así que fuimos a la Puerta Viru donde habíamos visto muchos taxis y cogimos uno de la compañía Tulika Takso con unos precios más razonables, ya que la bajada de bandera era 3’10 €; y el coste total del viaje fue de 5 €. Para volver del museo al centro tuvimos suerte ya que la parada estaba vacía y cuando salíamos llegaba uno, que resultó ser de la misma compañía y nos costó prácticamente como el de ida. El último que usamos, fue para ir del apartamento al puerto, nos lo concertaron desde recepción, y resultó ser de la misma compañía que los dos últimos, y del hotel al puerto el coste también fue de 5 €.

CARRETERAS

Cogimos el coche el Vilnius (Lituania), cruzamos Letonia, y dejamos el coche en Tallinn (Estonia), unos 1.200 kilómetros.

Autovías hay pocas, la velocidad suele ser 110 km/h, nosotros sólo pillamos unos pocos kilómetros cerca de Vilnius (Lituania) y cerca de Tallinn (Estonia).

La mayor parte del viaje transcurrió por carreteras nacionales, y provinciales, en la mayoría la velocidad es de 90 km/h, pero con cruces a 70 km/h, e incluso pasos de cebra.

En las zonas urbanas, la velocidad es como aquí, 50 km/h; y en algunos pueblos incluso menos.

Radares vimos bastantes y policía vimos pero poca, no tuvimos ningún problema; también hay que decir que normalmente nos manteníamos bastante en la velocidad marcada.

Las carreteras desde nuestro punto de vista, están como en España hace unos 20 años; los tramos de asfalto son muy variados, los hay buenos, los hay malos, los hay parcheados, etc.

Las carreteras lo que son las provinciales son bastante normalitas, pero bien; una de las mayores cosas que las diferencia de las nacionales, es que las nacionales suelen tener arcén (y en muchos sitios se puede aparcar), y las provinciales no suelen tener arcén.

Conducen un poco más arriesgado que aquí, algún adelantamiento por nacional un poco suicida, pero bueno, algo parecido antes de que en España nos invadieran las autovías y llegara el carnet por puntos.

COMIDA

Pues nos ha encantado, hemos ido a buenos restaurante y hemos probado bastante comida local.

En Lituania son típicos los zepelines o cepelinai (en lituano didžkukuliai), es puré de patata relleno de carne picada y luego hervido. Lo probamos la primera noche y nos gustaron bastante, así que luego repetimos algún día más. Es un plato contundente y suelen servir dos unidades, y además es un plato barato, que puede costar 3 o 4 €.

Foto: maistas-i-namus.pasazas.lt

En Trakai (Lituania) son típicas las kibinas (en lituano kibinai), son como unas empanadillas rellenas de carne, buenísimas. Nosotros pedimos dos cada uno, y cuando te las sirven parece que te vas quedar con hambre porque no son muy grandes, pero al final con dos ya comes; también tienen de chocolate para el postre. Se suelen servir por unidades y el precio es de unos 2 €.

Foto: www.kasdien.lt

También hemos comido animales de caza como el jabalí, y otros que para nosotros son más exóticos, como el castor y el reno.

GUIAS

En Riga (Letonia) inicialmente contactamos con unos españoles, Conoce Letonia, pero justamente esos días estaban de vacaciones en España. Así que al final recurrimos a la Oficina de Turismo, y nos remitieron a Smile Line Day Tours.  La hora de visita es fijada por ellos, 10:30 de la mañana, la duración es de 1’30 horas, y el precio de 10 Lt cada uno. Nuestro guía se llamaba Mihail, y bastante bien.

En Tallinn (Estonia) encontramos una página a través de Tripadvisor, Tallinn Traveler Tours, aquí elegías tú la hora que querías, así que como teníamos previsto llegar a Tallinn antes de comer, cogimos la visita para las 5 de la tarde, la duración es de 2 horas y el precio de 14 € cada uno. Nuestra guía se llamaba Anne, y muy contentos nos ella, nos gustó mucho. Totalmente recomendable esta empresa.

Un poco de historia

Políticamente “Países Bálticos” o “Repúblicas Bálticas” se refiere a los tres países ribereños del Báltico: Lituania, Letonia y Estonia. Sin embargo, cultural, étnica y lingüísticamente, solo Lituania y Letonia se consideran pueblos “bálticos”; ya que los estonios poseen mucha mayor afinidad con el pueblo finlandés, de hecho, el estonio, es un idioma próximo al finés, mientras que en los otros dos países se hablan las denominadas lenguas bálticas (lituano o letón).

Aunque en la actualidad estos países son repúblicas, la expresión “Repúblicas Bálticas” se refiere al período en el que formaron parte de la Unión Soviética.

Durante la primera guerra mundial entre 1914 y 1918, fueron ocupados por Alemania.

Luego en 1918 proclamaron su independencia.

En 1939 alemanes y rusos firmaron un tratado de no agresión, conocido como Pacto Ribbentrop-Mólotov, con unas clausulas secretas en las que se repartían partes de Europa; y en el que los tres países quedaron dentro de la influencia soviética.

En 1940 fueron ocupados por los rusos, y fueron anexionadas convirtiéndose en Repúblicas Socialistas Soviéticas.

Desde 1941 a 1944 los alemanes expulsaron al ejército ruso, por aquel entonces vieron a los alemanes como sus liberadores frente a los rusos, pero pronto observaron que los alemanes eran otra fuerza de ocupación.

Con la victoria militar de las tropas aliadas sobre el ejército alemán, pasaron a formar parte de la URSS.

Durante este periodo, los países en mayor o menor medida sufrieron una rusificación, es decir una colonización rusa (Estonia posiblemente la que más), llevando muchos rusos parlamentes a estos países.

A mitad de los años 80, el cantar canciones tradicionales se convirtió en un acto de protesta política, y la gente se reunía en las plazas públicas cantando canciones patrióticas; este movimiento comenzó en Lituania y se conoce como la “Revolución Cantada”.
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El 23 agosto de 1989, para llamar la atención, formaron una cadena humana por los tres países, desde Vilnius a Tallinn, pasando por Riga. Se calcula que entre un 1 millón y medio, y 2 millones de personas, formaron parte de esta cadena de unos 600 kilómetros aproximadamente.

Y finalmente en 1991 consiguieron su independencia.

La historia de estos tres países no es exactamente igual, pero sí muy similar; y la historia por suerte o desgracia, les ha hecho caminar juntos durante tiempo.
  
Lituania
Letonia
Estonia

Día 0: tren a Madrid

La hermana de Alfredo, Marilo, nos recogió a las 14:30 más o menos, para llevarnos hasta la estación de Joaquín Sorolla, que es desde donde sale el AVE en Valencia.

El AVE salió puntual a las 16:10, tan solo 2 horas después de que Alfredo saliera de trabajar, comenzamos nuestras vacaciones. El viaje dura poco mas de una hora y media, y a esas horas nos echamos una buena siesta.

En la Estación de Atocha nos esperaba Santi (él había llegado en avión por la mañana), pasamos por el hotel a dejar las maletas y ya nos fuimos. Elegimos el Hotel Mediodía, por su cercanía a la Estación de Atocha y por su precio (lo reservamos en su web); el hotel es sencillo, un poco viejo y algo espartano, pero cumple su funcionalidad de proximidad a la estación.

Con un calor espantoso a esas horas de la tarde, fuimos al metro, para poner rumbo a Sol.

Allí paseamos un poco, y luego ya nos sentamos a tomar unas cañas y unos calamares en la Plaza Mayor, en una terraza con una buena sombra; resultó bastante caro (40 €), aunque tampoco nos pillaba de sorpresa, pero echamos allí dos horas charlando la mar de bien.

Paseamos un poco para ir haciendo hambre, y luego ya fuimos a cenar, elegimos el “Museo del Jamón”, bocatas, cañas y dos tapas, por 24 €.

Volvimos al hotel en taxi, nos costó 4’30 €; resulta que con las últimas subidas del metro, nos costó menos que los 3 billetes de metro que compramos por la tarde para llegar a Sol.

Día 1: vuelos Madrid-Vilnius

Los despertadores sonaron a las 6:15, queríamos hacer el check-out pronto, y ser los primeros en desayunar. A las 7 abrían el desayuno, y puntuales, allí estábamos; el desayuno fue bastante flojo, pero tampoco nos importó porque con tomarnos algún café y comernos algún bollo sin perder mucho tiempo, nos dábamos por satisfechos.

Cogimos las maletas y fuimos a Atocha, para coger el cercanías C1, que salía a las 7:45. El tren de cercanías es una opción muy buena, ya que en 25 minutos llega al aeropuerto y sin trasbordos; precio del billete 2’45 €.

Facturamos, pasamos el control sin problemas, paseamos un poco, y ya se nos hizo la hora de embarcar, el vuelo de Finnair salió puntual a las 10:15.



Durante el vuelo le preguntamos a la azafata por nuestro enlace, y nos dijo que un rato antes de llegar, salían en las pantallas los enlaces indicando la puerta; y además con el mapa de la revista, ya vimos que no habría que correr seguramente, ya que el aeropuerto parecía bastante pequeño.

El aeropuerto es tan pequeño, que el vuelo de Madrid llegó a las 15:30 (hora local), nuestro vuelo a Vilnius salía a las 16:15; y nos sobró tiempo, cuando llegamos a nuestra puerta todavía no habían comenzado a embarcar.

El vuelo a Vilnius también salió en hora, así que las 17:30 ya estábamos pisando tierra lituana.

Las maletas tardaron, pero también es porque como el aeropuerto es minúsculo, llegas enseguida a la cinta y se te hace una eternidad; pero como no salía ninguna maleta no nos preocupamos. Por fin después de una media hora más o menos comenzaron a salir maletas, las nuestras bastante pronto todas.

Al salir cambiamos monedas en la oficina de la izquierda, cambiamos todo lo que teníamos previsto gastarnos más o menos; el cambio fue bastante bueno (1 € = 3’43 Lt),  y la comisión tan solo de 3 Lt.

Salimos a esperar el bus, ya que el nº 2 nos dejaba muy cerca del hotel, teníamos controlados los horarios, aunque de todas formas estaban en la parada.


El día estaba nublado y fresquito, y mientras esperábamos el bus se puso a llover, aunque tampoco mucho.

El bus costó 2’50 Lt y hay que validar el billete, el trayecto serían unos 15 minutos; y 5 más andando ya estábamos en el hotel.

Nos instalamos en el HOTEL TILTO, y rápidamente salimos, todavía no eran las 8 de la tarde, y estaba atardeciendo. 

El hotel estaba muy bien, y muy céntrico, a sólo un minuto de la catedral.




Callejeamos un poco y fuimos al Restaurante Lokys a cenar, pero estaba lleno, así, que reservamos para el día siguiente, ya que nos apetecía mucho.

Fuimos al FORTO DVARAS, que se encuentra en la céntrica calle Pilies, pedimos unas SVYTYRYS, nuestras primeras cervezas lituanas, un aperitivo para probar el pan negro frito, unos zepelines para probarlos, y un par de platos más; todo nos costó 117 Lt. El pan negro frito es algo habitual por aquí y nos gustó bastante, y los típicos zeppelines también nos gustaron mucho, eso sí, son bastante contundentes; los otros dos platos también estaban muy buenos.




Salimos muy satisfechos de nuestra primera cena en Lituania, ya que la cena nos gustó mucho, y al cambio salimos a unos 11 € por persona. El restaurante muy bonito, con muchas salas donde se está muy tranquilo, la comida muy buena, y las camareras muy atentas. Aquí descubrimos que para llegar al restaurante había que bajar escaleras, algo que luego se convertiría en lo habitual.

Paseando tranquilamente para bajar la cena, en menos de 10 minutos, llegamos al hotel. Estuvimos un poco en internet, viendo las previsiones del tiempo para el día siguiente, que estaban bastante bien; y según parecía en aquellos momentos estábamos a 10º pero la verdad es que nos daba sensación de algunos más, ya que aunque fresquito se estaba bien por la calle.

Mañana le tocaba el día completo a Vilnius, y lo que habíamos visto hasta el momento nos había gustado mucho.

Día 2: Vilnius

Comenzamos a las 9 de la mañana por la CATEDRAL, muy tranquila y solitaria a aquellas horas de la mañana. La Catedral fue construida en el emplazamiento de un antiguo templo dedicado a Perkūnas (dios del trueno en la mitología báltica). En la plaza se pueden ver unas losetas rosas en el suelo que indican donde estaba construida la antigua muralla.



En la plaza hay una baldosa con la palabra “Stebuklas” que significa milagro, dicha baldosa conmemora la “Cadena Báltica” que tuvo lugar el 23 de agosto de 1989, y cuyo objetivo era la independencia.


Paseamos tranquilamente por las calles, con muy poca gente, pasamos por el PALACIO PRESIDENCIAL.


Seguimos paseando y callejeando, por la Universidad y por el barrio judío (calles Stiklių, Žydų, y Gaono).







Llegamos a la PUERTA DE LA AURORA [Aušros Vartai], la primera foto es de la parte que da al casco antiguo, sobre la cual hay una imagen de la Virgen María muy venerada; y la segunda foto es desde el exterior. Esta puerta es la única que todavía permanece intacta.



Pusimos rumbo a la calle Marionio, donde hay tres iglesias, dos de ellas están juntas y son las que más destacan, la IGLESIA SAN FRANCISCO Y SAN BERNARDINO y la IGLESIA SANTA ANA; esta última construida con varios tipos de ladrillo rojo.





A estas alturas de la mañana ya nos habíamos dado cuenta de lo católicos y religiosos que son en esta ciudad, era domingo y pillamos todas las iglesias llenas hasta la puerta, incluso con gente de pie. Vimos mujeres con el pañuelo negro en la cabeza. No hicimos fotos en el interior de las iglesias por respeto a su gran religiosidad.

Volvimos a la calle Pilies que ahora estaba ya mucho más animada.


Y decidimos acercarnos a la CATEDRAL, a ver si entre misa y misa (un domingo es bastante complicado), podíamos verla un poco por dentro; y por unos instante tuvimos suerte y llegamos unos pocos minutos antes de que comenzara la misa.


Yo le iba quitando la voz al móvil antes de entrar en las iglesias, ya que estaba esperando una llamada; y menos mal, porque sonó en esos momentos y con lo animadita que es mi musiquita, hubiera sido una falta de respeto, ya que ellos se toman muy en serio la religión.

Aunque con alguna nube, pero el día era soleado y muy agradable.



Después paseamos por la animada Gedimino prospektas (avenida), donde se estaba celebrando algún festival, con numerosos puestos de comida y de artículos artesanales.


Comimos en un Čili Kaimas localizado en la misma Gedimino prospektas, es una cadena de restaurantes de comida típica lituana, que es bastante económica. Nos pedimos unos entrantes, una ensalada, unos zepelines, y una sopa que venía en un pan, por supuesto acompañado de cervezas; la carta estaba también en ingles y llevaba muchas fotos así que elegir fue bastante fácil. Nos gustó todo mucho, y nos costó 77 Lt, salimos a unos 7 € cada uno.


Durante nuestro paseo por Gedimino prospektas, habíamos visto a la gente con una especie de palos envueltos con papeles muy brillantes y vistosos, suponíamos que era algo de comer; así que cuando vimos un puesto no nos pudimos resistir y compramos uno. Por fin salíamos de duda, resultaron ser unos caramelos pero como esponjosos, nosotros compramos uno de limón que estaba muy bueno.


Luego fuimos a visitar el MUSEO KGB [Genocidio Auku Muzieju], nos costó un poco encontrarlo ya que la dirección es; Aukų 2A, y no encontrábamos la calle en el plano, pero en realidad si hubiéramos continuado por Gedimino prospektas, la habríamos encontrado más fácilmente.

Lo que ahora es el museo, funcionó como cárcel y lugar de ejecución del pueblo lituano, durante la ocupación soviética. La visita transcurre por diversas salas en dos pisos y también por los sótanos, donde se encontraban, las prisiones, salas de tortura y ejecución. Las inscripciones están en lituano e inglés, y a pesar de no entender mucho, nos gustó ya que es todo muy visual; la visita nos llevó un poco más de 1 hora. Horario funicular: 10 a 17. Precio: 6 Lt.




Luego rumbo a la Torre Gediminas, salimos al río para tener otra panorámica de la ciudad.


Se puede subir en funicular (que es lo que nosotros hicimos) desde el Viejo Arsenal, o subir por un sendero empedrado que sale desde la calle (gatvė) Šventaragio, muy cerca de la Catedral. Horario: 10 a 19. Precio ida y vuelta: 3 Lt.


La TORRE GEDIMINAS [Gedimino Bokštas] es el símbolo de la ciudad, en su interior alberga el museo del castillo, con maquetas, armaduras y armas. Lo mejor son las vistas desde su terraza, donde se divisa muy bien el casco histórico de Vilnius. Horario: 10 a 19. Precio: 5 Lt.







Una vez bajo, vimos esta curiosa panorámica con la Torre Gediminas al fondo.


Camino al hotel nos encontramos unas cabinas telefónicas, que nos llamaron la atención.


Pasamos por el hotel a descansar un ratillo. Y salimos a ver la Plaza Ayuntamiento [Vilniaus Rotušė], donde estaban celebrando alguna fiesta. Por la mañana vimos que montaban tenderetes, pero a esas horas ya estaban cerrados. Nos encontramos con un concierto, así que nos quedamos un ratillo y luego ya nos fuimos a tomar una cerveza.

Tocaba cena en el Lokys (Stiklių 8), teníamos reserva a las 8:30, y cuando llegamos estaba vacío, pero poco a poco se fue llenando; nuestra mesa estaba en el sótano, y estábamos como si fuera en una habitación nosotros solos. Pedimos pollo, jabalí y castor, cervezas y refrescos, y un par de sorbetes de arándonos de postre.





Aquí nos habíamos llevado la carta traducida para acertar a la hora de pedir. La comida estaba buenísima, y el local muy bonito, el servicio bien pero resultó un poco lento sobre todo en el postre; también van con trajes regionales. El coste total de la cena fue 187 Lt, algo caro pero ya lo sabíamos, aunque si no hubiéramos pedido jabalí y castor, hubiera sido un precio más normal, pero claro precisamente ese fue uno de los motivos por los que elegimos este restaurante. A cada unos nos salió por 18 €, que para el local y la comida, está muy bien.

Regreso al hotel, descarga de fotos, y la habitual cita con internet de todos los días para ver la previsión del tiempo; la de mañana nos interesaba mucho, ya que por la tarde íbamos a subir en globo.