Desayunamos prontito, y antes de irnos
dimos un paseo por los alrededores del lago del hotel.
A las 9 y poco nos pusimos en marcha.
El primer turno de conducción me tocó a mi hasta Rumšiškės, donde llegamos en
poco más de 1 hora; que gozada es un coche automático, me encantan.
Aquí se encuentra el LIETUVOS LIAUDIES BUITIES MUZIEJUS, que es un museo al
aire libre donde se ven las casas típicas de las diferentes regiones de
Lituania. Horario parque: 10 a 20. Precio: 10 Lt. Precio coche: 50 Lt.
A este parque se entra en coche, ya
que es bastante grande, nada más entrar ya vimos que se estaba muy tranquilo, y
más tarde nos dimos cuenta, que era posible que estuviéramos solos.
Nos gustó mucho ya que teníamos un día
soleado estupendo y se estaba muy tranquilo, prácticamente en todas las casas
hay una mujer que se encarga de la limpieza y de tenerla bien arregladita.
Si hay que desviarse del camino, no es
un sitio imprescindible, pero si te pilla de camino como era nuestro caso, sí
merece la pena; al final echamos algo más de 2 horas en el parque.
Luego ya pusimos rumbo a KAUNAS, llegamos
por una avenida larguísima de unos 6
kilómetros, y a esas horas encontramos bastante tráfico.
Llegar al hotel nos fue bastante
complicado, localizado lo teníamos y sabíamos más o menos donde estaba, pero
como estaba en una peatonal, a pesar de llevar mapa y GPS, tardamos casi media
hora en llegar al parking del hotel; ya que se encontraba en un patio interior,
de una calle sin salida. Al final llegamos y por lo menos el parking era
gratuito.
El hotel era el KAUNAS CITY y la verdad es que quitando la
complicación de llegar con coche, el hotel está muy bien, muy nuevo, una
habitación amplia para ser una triple, y un baño bastante grande también. Desde
el hotel al centro son menos de 15 minutos andando.
Dejamos las maletas y rápidamente a
comer, el hambre ya iba apretando, así que no buscamos mucho y fuimos a uno que
se llama PIZZA JAZZ que estaba en la misma peatonal del hotel; pedimos pasta,
carne y pizza, nuestras habituales cervezas, y un par de postres; todo nos
costó 105 Lt, la comida normalita, no para echar cohetes pero estuvo bien.
Después de la comida, continuamos por
la peatonal Laisvės Alėja [Avenida de la Libertad], y llegamos hasta la IGLESIA DE SAN MIGUEL, que está al final de la calle, simplemente para echarle un
vistazo por fuera, ya que estaba cerrada.
Hacía bastante calor, y nos fuimos
hacia el Funicular Žaliakalnis, que te sube hasta la Iglesia de la Resurrección.
Horario: 9 a 19. Precio: 1 Lt cada trayecto.
Lo más interesante de la IGLESIA DE LA
RESURRECCIÓN [Kristaus Prisikėlimo
Bažnyčia], son las vistas que hay desde su terraza y a la cual se accede
con ascensor. Las vistas tampoco son gran cosa, porque esta ciudad tampoco es
gran cosa; pero por lo menos soplaba aire fresquito, que en esos momentos
agradecíamos mucho. Precio: 8 Lt.
Luego cuando bajamos, pasamos por el
hotel y dejamos la mochila. Antes preguntamos en un par de bancos si nos
cambiaban de euros a lats, pero no fue posible, en uno nos dijeron que sí, pero
nos hacían cambio de euros a litas y luego de litas a lats, con lo cual el
cambio habría sido bastante malo.
Como todavía no se nos había pasado el
calor y no nos apetecía mucho andar, cogimos un taxi al centro, que a pesar de
ser hora punta y encontrarnos con un pequeño atasco, nos costó 15 Lt.
Nos dejo en la Plaza del Ayuntamiento [Kauno Rotušė], que es una de las
imágenes de Kaunas.
Luego fuimos al Castillo [Kauno Pilis], que bueno no es
gran cosa, pero da para alguna foto.
Luego pasamos por la Casa Perkunas, y
también por la Catedral de San Pedro y San Pablo, donde para variar estaban
haciendo misa.
Aquí nos encontramos estas cabinas,
diferentes a las de Vilnius.
Paseamos por calle Vilniaus y casualmente
nos encontramos con una cosa que habíamos estado comentando en días anteriores.
Y son esos pequeños peces que te hacen un masaje-limpieza de los pies, y los
chicos allá que fueron. La tienda se llama Kangaluna, y les costó 20 Lt por 15
minutos.
Seguimos paseando por Vilniaus gatvė y
por Laisvės Alėja.
Como buenos aficionados al basket
fuimos a visitar el pabellón del Žalgiris, el Žalgiris Arena, que se encuentra en un entorno muy agradable
rodeado de zonas verdes; pero nos quedamos un poco decepcionados porque no
tenía ni cartel con el nombre.
Muy cerquita de allí está el Centro
Comercial Arkopolis, donde teníamos intención de cenar.
Primero pasamos por una tienda que hay
allí del Žalgiris, pero resultó ser muy pequeña y con poco merchandising.
Luego ya nos fuimos a cenar a uno que
se llama BRAVARIA, nos pedimos pan
frito que nos gusta mucho para ir abriendo boca. Luego ensalada, codillo y
longanizas; nos costó todo 85 Lt, y nos gustó bastante. Nos alucinaba lo que
bebía la gente joven, pero eso sí, no se les veía bolingas ni nada; habían como
barriles de cinco litros para beber en grupo.
Al hotel llegamos andando en menos de 15
minutos andando, así bajamos la cena.
Un poco de internet para ver las
previsiones del tiempo y a dormir prontito, que mañana tocaba ver varias cosas
y cambiar de país.
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