Día 12: Tallinn

El día había amanecido bastante bien, nubladillo pero no mucho. Salimos a desayunar a un horno cercano, y luego a un mercado lugareño que hay detrás  de la estación de trenes.


Luego con el bus 21, en 15 minutos llegamos a Rocca al Mare, hay que mirar los horarios porque solo hay 1 o 2 cada hora.

MUSEO ETNOGRÁFICO AL AIRE LIBRE “ROCCA AL MARE” [Eesti Vabaõhumuuseum o en inglés Estonian Open Air Museum]. Este parque está al oeste de la ciudad, y se encuentra al borde del mar. Aquí ves como vivía la población rural tradicional estona desde el siglo XVIII hasta el siglo XX. Existe una taberna “Kolu Korts” donde se pueden probar platos típicos; también hay zonas de picnic para comer, en verano debe ser una buena opción. A pesar de que el día no estaba muy allá, echamos unas dos horas; aunque al final salió el sol. Horario: 10 a 20. Entrada: 6 €, con Tallinn Card gratis.











Inicialmente habíamos previsto ir después al Museo de Hidroaviones, pero como al final había salido el sol, decidimos volver al centro y callejear un poco, sobre todo para ir al mirador en Tompea.

Para volver a la ciudad cogimos el bus turístico (incluido en la Tallinn Card), antes de llegar al centro pasa por el Museo de Hidroaviones, y por ese motivo inicialmente lo habíamos organizado así, pero con el sol que lucía a aquellas horas, no había que desaprovecharlo.

El bus nos dejó por la Torre “Margarita la Gorda” y como nos pillaba muy cerca, fuimos a la IGLESIA DE SAN OLAF [Oleviste Kiriku]. Esta iglesia fue el edificio más alto de Europa en la edad media, actualmente tiene 124 metros de alto. La aguja de la iglesia, fue utilizada por la KGB como antena para sus radiotransmisiones. Horario: 10 a 18. Precio: 2 €, con Tallinn Card gratis.



Lo más interesante de esta iglesia son sus vistas, para ello hay que subir unos 250 escalones, la mayoría son por escalera de caracol y además de una altura considerable cada escalón.


Eso sí las vistas desde su terraza merecen la pena, pero para ello el día tiene que estar soleado. Se ve muy bien el centro histórico e incluso el puerto.






Esta subida no está nada recomendada para la gente con vértigo, ya que el mirador es en el tejado y estás muy al aire.


Después recorrimos la muralla por el exterior, admirando sus torres.






Y subimos al mirador de Tompea, desde donde se obtienen unas vistas espectaculares si se tiene un día soleado, como al final fue nuestro caso.





La CATEDRAL ALEXANDER NEWSKY, aunque pillamos parte de su fachada en restauración podía apreciarse perfectamente lo bonita que es.


La Iglesia de San Olaf, vista desde Tompea.


Aquí en la puerta del apartamento.


Ya habíamos hecho hambre sobre todo, con las escaleras de la Iglesia de San Olaf, así que fuimos a comer, a uno llamado KOMPRESOR, es un sitio que nos pillaba también muy cerquita del apartamento. Aquí creo que sólo sirven creps, y los tienes que pedir en la barra, luego ellos ya te lo llevan a la mesa. Tres creps salados de jamón y queso, uno dulce y las cervezas por 22 €; hay que decir además que los creps que eran gigantes.



Mas fotos de esta preciosa plaza, RAEKOJA PLATS.
  


Después de comer callejeamos un poco y fuimos a la IGLESIA DEL ESPIRITU SANTO [Püha Vaimu Kirik]. Su interior es todo de madera y muy bonito, y en su exterior se encuentra el reloj público más antiguo del país. Horario: 10 a 17. Precio: 1 €, con Tallinn Card gratis.



Continuamos hacia el PASAJE SANTA CATALINA [Katariina Käik], que es uno de los rincones más fotografiados de la ciudad.



Y luego nos montamos en el bus turístico (línea verde), con la intención de bajar en el Parque Kadriorg, pero no lo miramos bien, y en esos días no realizaba esa parada; así que al final acabamos haciendo la ruta completa, que dura 1 hora.

Después del paseo en el bus, callejeamos un poco más y luego fuimos a tomarnos nuestra habitual cervecita de la tarde.



Luego ya a cenar en el PEPPERSACK que es uno de los restaurantes medievales, también está el Olde Hansa que es el más famoso. Este no es tan medieval como el que estuvimos en Riga, ni siquiera está en el sótano, pero estábamos en una sala de pocas mesas muy bien. Pedimos una ensalada, salmón y chuletillas, con las cervezas y un postre (ya no había sitio para más) nos costó 56 € (llevábamos un descuento del 10%).




  


Y ya vuelta al hotel, y como todos los días un poco de internet para ver las previsiones del tiempo y a dormir.

4 comentarios:

  1. Pues ya se donde no voy a subir, con lo cagao que soy para las alturas...

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    1. Yo un poquillo también, pero después de haber subido todas esas escaleras, no que iba a quedar sin salir al exterior.

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  2. Veo que os alimentais bien eh!!
    Tengo curiosidad ¿A que sabe el castor?

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    1. Como has podido ver hambre no hemos pasado, menos mal que quemamos prácticamente todo lo que nos comimos.

      El castor saber como a ternera pero mas fuerte.

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