Día 9: Cesis y Ligatne

Kilómetros aproximados: 95.

A las 9 de la mañana ya estábamos en pie como todos los días, pero como el desayuno lo teníamos a las 10, fuimos al pueblecillo para dar una vuelta.


Estos días pensábamos que la temperatura sería más fría, pero no estuvo mal, osciló entre 8º y 12º, bastante fresco para nosotros en esta época, pero no se estaba mal.

Cuando llegamos a desayunar, la chica nos dijo algo sobre que iba a preparar unos platos de huevos fritos con beicon, como no entendimos muy bien pensábamos que era a título informativo, pero cuando la vimos aparecer en nuestra mesa con dos platos de huevos fritos con beicon, aunque no nos apetecía mucho, le dijimos que los dejara por no hacerle el feo, pero que no hiciera el tercer plato. Luego le aclaramos que en España no tenemos costumbre de desayunar eso. Eso sí, supuestamente no los queríamos, pero con la excusa de no hacerle un feo a la chica, no dejamos nada.

El día de momento había amanecido bastante bien, a ver lo que duraba. Para el día de hoy teníamos Cesis, donde llegamos en media hora. Yo creía que este pueblo era más turístico, pero cuando vi que no había ninguna tienda de souvenirs, más que la de la Oficina de Turismo, me dí cuenta de que íbamos a ver poca gente.


Aparcamos en la plaza principal, y directos al CASTILLO MEDIEVAL CESIS [Cēsu Viduslaiku Pils].  Este castillo medieval construido en el siglo XIII, es la gran atracción, y la gran curiosidad es que la visita se hace con un farolillo. Horario: 10 a 18. Precio castillo nuevo y viejo: 3 Ls.



La verdad es que este castillo en si no es gran cosa, pero su imagen rodeada de verde es muy bonita, y la visita con farolillo tiene su gracia.









Durante la hora y algo que estuvimos aquí haciendo la visita, nos dio tiempo de ver el castillo en diferentes tonos, con nubes y con sol.



Visitamos el castillo nuevo, que nosotros lo consideramos más bien un palacio, le mejor son sus vistas desde la terraza.


Como todavía el tiempo aguantaba, visitamos la Iglesia de San Juan que está al ladito del castillo y luego nos acercamos a la Iglesia Ortodoxa, que está un poco más lejos; es muy bonita, pero no sólo es que estuviera cerrada, sino que también vallada.


Luego vuelta al coche y a comer a un restaurante que habíamos visto previamente, GLENDELOKA. Se encuentra en las afueras del pueblo, pero nuestro GPS nos llevó estupendamente. Es una construcción de madera con un interior muy agradable y confortable. Pedimos ensalada, chuleta de cerdo y salmón, dos postres y las bebidas, y tan sólo nos costó 19 Ls. Yo no puede resistirme al postre de crep de frutos rojos, pero no podía con el, salimos de allí casi rodando por 9 € cada uno.






Aquí dándole al vicio del tabaco, ya que en los tres países, como aquí ya no se fuma en el interior de los restaurantes.


Durante la comida se había puesto a chispear, y decidimos ir volviendo al hotel, por otras carreteritas más secundarias, para disfrutar del paisaje. Pero se puso a llover fuerte y como las carreteras no estaban muy allá (ya que con aquella lluvia habían demasiados charcos), decidimos volver a Cesis, para coger la carretera principal para llegar a nuestro alojamiento.

Al rato dejó de llover tan fuerte, y luego apenas llovía, y al pasar por un sitio llamado VIENKOČU PARKS, decidimos parar y entrar. No es gran cosa, es un paseo por un bosque con figuras de  madera tallada, que nos sirvió para dar un paseo. Horario: 10 a 18. Entrada: 2 Ls.



Después nos acercamos a ver un antiguo trasbordador que te cruza el río con coche incluido, pero sólo para verlo; nos costó de encontrar, pero tampoco teníamos más que hacer. Información aquí.


Luego pensamos en ir al bar del pueblo donde cenamos ayer, pero fuimos y estaba cerrado.

Así que sólo teníamos dos opciones, hacer 30 kilómetros para ir y otros tantos para volver hasta Sigulda que era el pueblo grande, o volver al hotel y echar la tarde allí con nuestras cosas. Mientras estábamos pensando esto se puso a llover fuerte de nuevo, así que la decisión estaba clara, volver al hotel.

Echamos lo que quedaba de tarde los tres en la habitación, la verdad es que tener internet ayuda bastante a matar el tiempo; hay que decir que en todos los hoteles tuvimos un buen wifi. Con el internet, las fotos y ver alguna serie que nos llevamos para momentos como estos, pasamos bien las horas.

Fuera no dejo de llover durante toda la tarde y noche, había momentos que llovía bastante fuerte. Cenamos algunas galletas y chocolatinas que teníamos, porque en realidad hambre tampoco había.

Y a dormir, mañana teníamos un montón de kilómetros por delante, y cambiábamos de nuevo de país.

2 comentarios:

  1. Lo dicho, vuestro blog no se puede leer a según que horas. Menos mal que ya estoy prevenido y lo hago después de comer.

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    1. Es que con los años, aprovechamos las vacaciones para hacer turismo gastronómico; vamos, que cada vez nos gusta más el buen comer y probar las comidas de los países que visitamos.

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